Estrategias para abordar la ansiedad y el estrés en la población infantil y juvenil
Hay distintas estrategias y enfoques terapéuticos para abordar la ansiedad y el estrés en niños y jóvenes. Dentro del concepto de ansiedad y de su categoría diagnóstica en el manual DSM 5 se encuentran distintos trastornos (ansiedad generalizada, fobias, ansiedad por separación, etc.) que tienen en común sintomatología ansiógena pero que difieren en su manifestación, en las conductas puestas en marcha para “controlar” la ansiedad, en el origen del trastorno, etc. Por tanto, a la hora de abordar los síntomas y el malestar que comunica el paciente, hay que realizar una valoración.
Existen distintos enfoques terapéuticos que cuentan con herramientas para tratar la ansiedad en niños y jóvenes. Las estrategias que han mostrado buenos resultados son las que derivan de la corriente cognitivo-conductual, usadas de manera habitual en estos casos.
Como se ha mencionado con anterioridad, en función del origen de la sintomatología ansiógena se usarán unas u otras estrategias. En términos generales podemos mencionar las siguientes:
- Técnicas de relajación (respiración diafragmática, relajación progresiva).
- Estrategias cognitivas que permitan identificar la aparición de pensamientos intrusivos. Para ello es necesario definir en qué consiste un pensamiento intrusivo, “normalizar” la aparición de los mismos (es decir, a todos nos ocurre, lo que lo convierte en un problema es la frecuencia y la intensidad, así como las limitaciones derivadas de los mismos).
- Reestructuración cognitiva. En primer lugar explicar la relación entre pensamiento, emoción y conducta. Después realizar un registro en el que se plasmen los pensamientos que hacen sentir ansiedad (en este caso) y que conductas provoca el tener esos pensamientos. Buscar alternativas a los pensamientos disruptivos que mantienen los niveles altos de ansiedad.
- Psicoeducación. Explicar la funcionalidad de la ansiedad, es decir, hacer consciente al paciente que la ansiedad es una emoción que nos alerta del peligro, nos pone sobre aviso para que seamos capaces de sobrevivir a situaciones que pueden dañarnos. Por tanto, sentir ansiedad es algo “útil” cuando nos sirve para salir y/o evitar de situaciones en las que no debemos estar. Cuando la alarma de ansiedad se extiende y anticipa a situaciones que no son reales o a situaciones que no tienen porqué ser peligrosas, es cuando pierde su funcionalidad y se convierte en algo incapacitante y muy limitante.
- Desensibilización sistemática. Consiste en establecer una jerarquía partiendo de lo que genera menos ansiedad hasta la situación/objeto que provoca niveles muy altos. Después el paciente se expone a estas situaciones de manera sistemática hasta que va consiguiendo manejar los niveles de ansiedad poniendo en práctica otras técnicas (como la de relajación) que le permiten habituarse a lo que le provoca ansiedad. La exposición se puede hacer en imaginación o en vivo.
- Exposición con prevención de respuesta (en casos de TOC).
Avannza Psicólogos en Masquemedicos
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