Psicología

Qué es el Síndrome del cuidador y cómo evitarlo

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Hoy en día que la ley de dependencia y muchos otros mecanismos sociales públicos no han dado la cobertura necesaria para todas las familias, el apoyo de los nuestros es, como al final en la mayoría de las problemáticas de nuestra vida, un apoyo indispensable. Aquel familiar que se convierte en el apoyo principal del enfermo desarrolla, con el paso del tiempo, lo que se ha acuñado en el ámbito psicológico como el síndrome del cuidador.

El Síndrome del Cuidador es un trastorno que se presenta en aquellas personas que desempeñan el rol de cuidador principal de una persona dependiente. El estrés es continuado y  la persona se ve afectada por el estado emocional del enfermo, por lo que esa situación le genera a él mismo, por el agotamiento de energías al asumir muchas responsabilidades diarias, porque para muchas tareas no estaba capacitado y porque el cuidado de un enfermo supone mucho consumo de tiempo.

Cómo evitar el Síndrome del Cuidador

A continuación señalo algunas recomendaciones para aquellas personas que creen que se pueden encontrar ante esta situación:

  • Aceptar que las reacciones de agotamiento son frecuentes e incluso previsibles en un cuidador. Son reacciones normales ante una situación límite, pero que necesitan apoyo.
  • No olvidarse de sí mismo, poniéndose siempre en segundo lugar. El “auto sacrificio total” no tiene sentido.
  • Pedir ayuda personal al detectar estos signos, no ocultarlos por miedo a asumir que “se está al límite de sus fuerzas” ni tampoco por culpa de ser un súper cuidador.
  • No temer acudir a un profesional (psiquiatra o psicólogo) y a grupos de autoayuda.
  • Aprender técnicas de relajación.
  • Solicitar información y formación adecuada sobre aspectos médicos de la enfermedad, evolución de futuras complicaciones, medicación y conocimientos prácticos para enfrentarlos problemas derivados tales como nutrición, higiene, adaptación del hogar, movilizaciones del paciente, etc.
  • Definir objetivos reales a corto plazo y factibles en las tareas del cuidar. No mantener falsas expectativas “el enfermo no va a empeorar más de lo que está”, ni tampoco ideas omnipotentes “voy a resolver los problemas yo solo”.
  • Ser capaz de delegar tareas en otros familiares o personal contratado.” No creerse el imprescindible”.
  • Cuidar especialmente los propios descansos y alimentación saludable. Guardarse una hora al día para asuntos propios.
Silvia Santana

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