Psicología

Primeros auxilios psicológicos en menores ante emergencias o catástrofes

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Ante una situación de emergencia debemos de tener en cuenta qué población se encuentra en la escena y sus características, para poder ofrecer nuestra ayuda de la manera más rigurosa posible. En el caso de la población infantil ¿Qué aspectos debemos de tener en cuenta para unos primeros auxilios psicológicos?.

Los menores expresan sus emociones y pensamientos a nivel conductual y no tanto de forma verbal por lo que no podemos presionarles para que nos cuenten de forma descriptiva todo lo que ha sucedido, sólo a partir de los ocho o nueve años podemos obtener una cronología más fiable. Si el menor está acompañado de sus padres y estos reaccionan con seguridad y serenidad, fomentarán que la experiencia vivida no se convierta en un trauma.

Secuelas en menores tras una emergencia o catástrofe

La intensidad de las secuelas van a depender por tanto de varios factores:

  • De la etapa evolutiva del niño
  • De la episodio traumático vivido
  • Del comportamiento de las personas de su entorno
  • De la personalidad y experiencias previas al suceso traumático

Síntomas en niños y adolescentes

Ante una emergencia o catástrofe los síntomas más habituales que aparecen en la población infantil son:

  • Conductas de retraimiento.
  • Pérdida de aprendizajes, y hábitos previamente adquiridos (chuparse el dedo, moja la cama…).
  • Síntomas físicos: dolor de cabeza, de estómago, pérdida de apetito o comer en exceso, se siente enfermo.
  • Cambios de humor: Se puede mostrar agresivo e irritable, triste, apático incluso con amigos y juegos que antes le gustaban.
  • Preocupación prematura por la muerte.
  • Disminución de la autoestima, culpa.
    Ansiedad.
  • Terrores nocturnos. No quiere quedarse solo.

Pautas de actuación recomendadas

  • Mantener las rutinas familiares, para que se sienta seguro, y recupere el control.
  • No realizar cambios bruscos en rutinas donde el menor dependa del adulto.
  • Proporcionar confianza y afecto.
  • Evitar separaciones innecesarias.
  • Evitar el contacto con imágenes de lo sucedido.
  • Facilitar la expresión de sentimientos a través de cuentos, cartas, dibujos, etc. Todo para canalizar sus vivencias.
  • Si pregunta hablaremos de lo ocurrido, aceptando sus sentimientos.
  • Se puede sentir responsable. Recalcar que nadie lo podría haber evitado.
  • Las personas más cercanas serán las más adecuadas para comunicar las malas noticias.
  • No demorar, ni tratar de disimular la noticia sobre el fallecimiento del ser querido.
  • Buscar el lugar adecuado para contestar sus preguntas, es necesario aclarar que el ser querido no regresará.
  • Permitirle participar en los ritos funerarios, le ayuda a comprender qué es la muerte (si no quiere participar no forzarlo).
  • El niño sabe que la muerte va a tener consecuencias familiares.
  • Estamos tristes por lo ocurrido, pero nos vamos a seguir ocupando de él como siempre.
  • No es malo que vea el dolor, abrazarlo, escucharlo, llorar con él.

El apoyo de un especialista en psicología infantil o psicología de adolescentes, puede ser de gran ayuda para que el menor pueda superar lo ocurrido de una forma adecuada, sin ocasionar un trauma.

Silvia Santana

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