¿Qué hacer cuando no se logra el embarazo de manera natural?
Tener un hijo es el deseo de muchas parejas, pero para algunas resulta muy difícil lograrlo de forma natural, y tras largo tiempo intentándolo llegan las desilusiones por los resultados negativos mes tras mes.
La Sociedad Española de Fertilidad (SEF) señala que un 15% de la población de los países occidentales que se encuentra en edad reproductiva sufre problemas de fertilidad. Así, una de cada seis parejas tiene dificultades para concebir de manera natural. Una cifra que sigue aumentando por diversos factores clínicos, sociales, y sobre todo por retrasar el momento de ser madre por razones laborales.
Después de muchos intentos de concebir de forma natural, sin resultados positivos, llega el momento de considerar cuál es la causa del problema y qué solución se puede buscar.
Cuando se necesita ayuda para concebir es importante buscarla en un centro especializado. Hay que tener presente que para determinar la causa del problema, antes de indicar a los pacientes el tratamiento más adecuado, se realizan una serie de pruebas diagnósticas para conocer a la perfección la causa de la infertilidad y ponerle remedio.
Estudios de fertilidad de la pareja
El estudio de fertilidad debe realizarse en ambos miembros de la pareja, ya que en el 30% de los casos la causa de la infertilidad se encuentra en la mujer, en otro 30% en el hombre y en un 20% la causa es mixta. Existe además un 20% de los casos de infertilidad en el que la causa es desconocida.
¿Cuándo se deben hacer estos estudios?
Generalmente, si transcurrido un año manteniendo relaciones sexuales sin protección en los días fértiles de la mujer no se ha logrado el tan ansiado test positivo, se recomienda acudir a una clínica de reproducción asistida. Cuando la mujer es mayor de 35 años, este periodo de tiempo se reduce a 6 meses. A partir de esta edad, la fertilidad en la mujer se reduce, ya que la calidad de sus óvulos decae.
También hay parejas que ya saben que tienen un problema de fertilidad bien en el hombre o bien en la mujer, por factores como los tratamientos de quimio o radioterapia u otros motivos fisiológicos. La recomendación es buscar asesoramiento médico desde el momento en el que decidan tener un hijo.
¿En qué consisten los estudios de fertilidad?
El primer paso es realizar una entrevista a los dos miembros de la pareja, donde se obtendrá toda la información necesaria para el diagnóstico del problema: antecedentes médicos, familiares, laborales, hábitos tóxicos, etc.
Seguidamente se lleva a cabo una exploración física y una ecografía transvaginal, con el objetivo de descartar patologías orgánicas, tales como miomas, pólipos endometriales, quistes en los ovarios o patologías funcionales.
Se realizan tres pruebas básicas en las que se estudian áreas diferentes:
Confirmar la ovulación y valorar la reserva ovárica
Se solicita un análisis de sangre para medir algunos valores hormonales y también una ecografía transvaginal donde se hará un recuento de folículos antrales.
Confirmar la permeabilidad tubárica
Para ello se lleva a cabo una histerosalpingografía. Se trata de una prueba radiológica, en la que a través del cuello uterino se introduce un contraste radio-opaco a través del cuello uterino.
Gracias a esta prueba es posible, entre otras cosas, realizar una valoración de las trompas, determinando si están o no obstruidas.
Estudiar el semen a través de un seminograma
Mediante un seminograma se estudian diferentes parámetros que determinan la calidad del esperma.
Dependiendo de los resultados que arrojen estas pruebas en la pareja, el médico puede añadir algunos estudios más, en función de las particularidades de cada caso.
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