PsicologíaReproducción asistida

Aspectos emocionales implicados en el proceso de la reproducción asistida

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La dificultad para tener un hijo, a menudo, conlleva un estado de crisis personal, algo impactante e inesperado, que conviene tener en cuenta, para así buscar los medios para afrontarlo. La persona se encuentra ante un problema para el cual no estaba preparada previamente, porque tiene asumido como parte de su proyecto vital el hecho de tener hijos biológicos. Muchos ven como se desmoronan sus ilusiones.

Esta crisis produce cambios respecto a las creencias, actitudes y sentimientos anteriores a ella: “podemos tener un hijo cuando nos lo propongamos”, “seremos unos padres ideales”, habrá que ir pensando en la educación del niño”, “me siento querido y comprendido”, etc. Por el contrario la idea es que: “la vida ya nunca será igual”.

Miedos y dudas en la pareja

Los temores y dudas, inevitables, que se suscitan pueden ir disipándose a lo largo del proceso, así como los sentimientos negativos que puedan generarse, si se enfrentan adecuadamente o se tratan, si fuera necesario. La superación de esta crisis supondrá un enorme crecimiento para cada uno de los miembros de la pareja.

Por otra parte, las respuestas ante estas situaciones, tanto de cada persona como de las parejas, son diversas y dependen de sus recursos psicológicos, de la relación de pareja y de las circunstancias que rodean dicha situación (familiares, sociales, laborales, etc.).

También puede ocurrir que las parejas se distancien, porque, aunque llevan un tiempo con el diagnóstico claro y la propuesta de recurrir a un tratamiento de reproducción asistida, eviten hablar del tema, ya que ambos entienden que supone un sufrimiento grande para el otro.

¿Cómo afrontan el proceso los hombres y las mujeres?

Conviene reflexionar sobre aspectos tales como que los hombres y las mujeres tienen distintas formas de afrontar los problemas; generalmente, las mujeres tienen más facilidad para expresar sus emociones y necesitan hablarlo. Los hombres, por el contrario, tienen un estilo más evitador, les cuesta más hablar sobre lo que sienten y tienen más facilidad para distraerse o pensar en otras cosas.

Es importante, entonces, tratar de reconocer y aceptar la vivencia del otro sin intentar cambiarla; entender que las dos formas de afrontar el problema son válidas e incluso pueden complementarse. Ponerse en el lugar del otro puede facilitar mucho las cosas.

Síntomas clínicos que presentan los pacientes de reproducción asistida

Con cierta frecuencia, los pacientes sometidos a tratamientos de reproducción asistida (en cualquiera de sus versiones y sea cual sea la causa que lo ha provocado), presentan, en algún momento, síntomas clínicos como pueden ser: angustia, sentimientos de pérdida asociados a depresión, sensación de incertidumbre y falta de control, confusión, culpa… A su vez estos síntomas repercuten en la capacidad reproductiva y suponen un obstáculo para el embarazo deseado.

Optar por una donación. Un paso difícil para las parejas

Además, hay parejas que se bloquean ante el planteamiento de la donación y se creen incapaces de tomar una decisión. La donación debe pensarse como una posibilidad a elegir. Caben tres opciones, ésta es una de ellas y las otras dos la adopción o la vida sin hijos. Cualquiera de las tres lleva consigo su parte de sufrimiento y pérdida. La decisión deberá ser de los dos. Por eso es muy beneficioso que ambos expresen sus temores, dudas y fantasías alrededor de cada una de las opciones.

Añadamos, que la procedencia no vinculada genéticamente a los padres, del futuro hijo, suele aparecer como una de las principales fuentes de intranquilidad y cuestionamiento. En un proceso de donación, se tienen en cuenta las características físicas (fenotípicas) de la pareja y se busca un donante que posea unas características similares. En cuanto a este parecido, una parte es genético, pero existen otro tipo de manifestaciones que modulan igualmente la apariencia de las personas y que se adquieren a lo largo de la crianza y la convivencia, tales como gestos, movimientos, tono de voz, postura…

Puede, igualmente, aparecer el temor de que el hombre no llegue a sentir al hijo como suyo, en el caso de que se trate de una donación de semen. La mujer, en cualquier caso, se beneficia del vínculo gestacional; el niño va a crecer dentro de ella, con lo que aumenta su sentimiento de pertenencia y apego.

Para terminar, queremos resaltar la idea de que un hijo es mucho más que la unión de dos células. Que la paternidad va mucho más allá de la biología. La aportación que hacen los donantes no tiene nada que ver con la vivencia de la paternidad que va a tener la pareja. El ambiente en el que crece cualquier niño y las personas que lo rodean, principalmente los padres, determinan sus hábitos, sus costumbres, su forma de entender la vida, conforman su carácter y su personalidad. El hijo que va a nacer viene al mundo por un deseo de ser padres, o en el caso de una mujer sola, por su deseo de ser madre. Es en ese deseo donde está el origen del niño.

Teresa Derqui
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