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Problemas psicológicos de niños y niñas, tras la separación de sus padres, en función de su edad

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Aunque la separación de los padres puede ser necesaria e inevitable, para cualquier niño es una experiencia dramática y muy estresante.

Las respuestas, habilidades y madurez, que posee un niño, para afrontar la separación de sus padres, son diferentes en función de la edad; lo que no quiere decir que, el trauma sea más o menos intenso ni que no influyan en ello de forma determinante, otros factores.

Los niños más pequeños tienen menos estrategias y apoyos, y más limitaciones cognitivas; dependen más de los padres y sus relaciones son las del hogar. En cambio, los niños más mayores, jóvenes y adolescentes; son más maduros y autosuficientes y poseen una red de apoyo mayor, en base a sus relaciones sociales.

La separación de los padres en la mente de los niños

La separación de los padres, siempre, es muy difícil de entender a cualquier edad. Aunque es evidente, que el niño, tendrá una comprensión y aceptación de esta, diferente, en función de su edad, madurez y nivel cognitivo; lo que no quiere decir, que sufra más o menos por este motivo.

Para los niños más pequeños, los padres constituyen el universo entero y son los que se ocupan de su protección y cuidado. A estas tempranas edades, se encuentran en una etapa vital para su desarrollo evolutivo y su dificultad en diferenciar la fantasía de la realidad, les hace especialmente vulnerables. A partir de los 4 años, los niños empiezan a entender la separación como un distanciamiento físico y a realizar preguntas. Con esta edad, pueden autoculpabilizarse por la separación pensando que ellos o su comportamiento ha sido el causante y fantasear con que papá y mamá vuelven a estar juntos.

A partir de los 6 años, se dan cuenta de lo que pasa y comienzan a comprender mejor la separación y las consecuencias que en la vida familiar provoca; pero carecen de las habilidades necesarias, para resolver el conflicto personal, ante el que se encuentran. Viven la separación con un acusado sentimiento de pérdida.

Entre los 9 y 12 años, los niños desarrollan nuevas capacidades para comprender la realidad y ver los hechos, entienden la separación y empiezan a darse cuenta de que pueden existir motivos para ello. Es frecuente, que parezca han madurado de golpe, aunque no sea la realidad.

Con el inicio de la adolescencia, a partir de los 12 años, los niños dependen menos de los padres e inician la búsqueda de su propia identidad, aunque como es evidente, aún necesitan mucho apoyo. Es frecuente que la separación de sus padres les cause un gran vacío, inseguridad y miedos.

Problemas psicológicos de niños y niñas, tras la separación de sus padres, más frecuentes en función de la edad

A continuación, nos centramos en indicar, los problemas psicológicos de niños y niñas, tras la separación de sus padres; más habituales, a diferentes edades. Todas ellas nos indican que nuestro hijo o hija lo está pasando mal y necesita ayuda.

En los niños más pequeños, entre tres y cinco años es habitual encontrar:

  • Conductas regresivas como por ejemplo volverse a hacer pipí en la cama, chuparse el dedo o miedos nocturnos, solicitando dormir acompañado, junto al progenitor con el que se encuentran.
  • Alteración en los hábitos de comidas y sueño.
  • Aumento de la frecuencia o la intensidad de las rabietas.
  • Comportamientos que demuestran necesidad constante de llamar la atención.
  • Ansiedad por la separación de sus progenitores por ejemplo cuando se deben ir trabajar o al dejarlo en la escuela.
  • Mayor dependencia.
  • Retrasos en su desarrollo.
  • Búsqueda constante de afecto por los progenitores: abrazos, besos…
  • Dificultades para relacionarse o jugar.
  • Apatía, introversión y mutismo ante nuevas personas.
  • Aumento de la agresividad.
  • Síntomas somáticos tales como dolor de cabeza, de estómago… sin justificar.
  • En la última etapa de esta franja de edades, hacia los cinco años, puede empezar a aparecer sentimiento de responsabilidad ante la separación de los padres.

De 6 a 8 años:

  • En esta etapa suele manifestase más acusadamente el sentimiento de culpa o responsabilidad por la separación.
  • Fantasías de reconciliación y estrategias para conseguirlo.
  • Problemas en la autoestima.
  • Acusado sentimiento de pérdida.
  • Sentimiento de abandono.
  • Lástima por el progenitor que se ha ido de casa.

De 9 a 12 años:

  • Incremento de la hiperactividad e impulsividad.
  • Disminución del rendimiento escolar.
  • Problemas de concentración y atención.
  • Dificultades emocionales, tales como depresión o ansiedad.
  • Tristeza.
  • Apatía, perdida del interés en sus actividades favoritas.
  • Sentimientos de aislamiento y carencia afectiva.
  • Dificultades en las relaciones sociales y con sus iguales.
  • Problemas de conducta.
  • Rebeldía, desobediencia y agresividad.
  • Baja tolerancia a la frustración.
  • Conductas manipulativas, de menosprecio o rencor hacia alguno de los progenitores e idealización del otro.

En la adolescencia:

  • Conmoción del sistema de valores.
  • Aplazamiento de la entrada en la adolescencia.
  • Baja autoestima.
  • Dificultades en las relaciones.
  • Actitudes desafiantes con predominio de la impulsividad o agresividad con poca capacidad para dialogar.
  • Soledad.
  • Depresión.
  • Preocupación económica.
  • Cambios acelerados en la percepción de sus padres.
  • Conflictos de lealtad entre sus progenitores y alianza con un progenitor.
  • Incremento de conductas de riesgo: drogas, alcohol, juego…
  • Preocupación por su futuro para para mantener una relación.
  • Ansiedad ante el sexo.

Afrontar la separación de los padres

En cualquier caso, las reacciones emocionales en las personas, y por supuesto en los niños, ni son iguales ni están predeterminadas. Por lo que es imposible anticipar, qué tipo de reacciones y alteraciones a nivel psicológico y en su desarrollo, experimentará un niño o niña, que se enfrenta a la separación de sus padres.

Los padres debemos tener en cuenta, que la separación supone para los niños un gran cambio, un elevado estrés y causa dolor; siendo habitual necesitar ayuda profesional.

Si como padres, apreciamos en nuestro hijo o hija, dificultades, cambios conductuales o anímicos; siempre es recomendable, la intervención de un profesional de la psicología infantil; que ayudará al niño a entender y adaptarse a la nueva situación, desarrollar habilidades y estrategias que le permitan superar la separación y prevendrá desajustes que afecten a su desarrollo.

Educa Integral. Especialistas en Apoyo Escolar, Idiomas, Psicopedagogía, Psicología Infantil y Juvenil y Logopedia.

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