Cirugía plástica

Rinoplastia: anestesia, hospitalización y recuperación

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La rinoplastia es una intervención de cirugía estética cuyo principal objetivo es corregir la forma, la posición y el tamaño de la nariz para equilibrar los rasgos faciales del paciente y/o corregir lesiones, deformidades o problemas respiratorios. Es una de las operaciones más difíciles en el campo de la cirugía estética, y requiere de un alto grado de especialización y experiencia del cirujano y de un instrumental médico altamente sofisticado.

Nosotros utilizamos en la primera visita con el paciente un sistema de digitalización, con el que podemos ver directamente y comentar con el paciente todos los posibles cambios.

La rinoplastia puede realizarse de manera abierta o cerrada, es decir, desarrollarse toda por vía interna, a través de la parte interior de las ventanas nasales, o a través de una pequeña incisión exterior, que será prácticamente invisible.

La cirugía de la nariz actúa sobre las distintas estructuras de la nariz, ya sean óseas y/o cartilaginosas: tabique, cornetes, punta nasal…que se esculpen para conseguir la forma deseada.

Anestesia y hospitalización

La rinoplastia puede realizarse bajo anestesia local más sedación ligera, que evita el estrés del paciente durante la intervención, o con anestesia general; todo depende de la complejidad de la cirugía y de las zonas de la nariz a intervenir. En nuestra clínica solemos aplicar una anestesia local específica de alta precisión que cubre exclusivamente la zona a tratar y que permite que, tras la intervención, el paciente esté en condiciones de marcharse a su casa por su propio pie y descansar en su cama.

La rinoplastia es un proceso ambulatorio. Gracias al tipo de anestesia empleado se consigue una recuperación rápida y segura. Si el paciente es intervenido por la mañana lo más seguro es que a media tarde pueda estar descansando en su casa. Si los pacientes viven en zonas alejadas al hospital o prefieren permanecer una noche en el hospital por mayor seguridad, pueden hacerlo.

Tras la intervención

La rinoplastia es una intervención prácticamente indolora. Cuando el cirujano ha terminado con la corrección estética y funcional de la nariz se colocan unos tapones muy cortos, especiales, ligeros y cómodos en las fosas nasales. Estos tapones están fabricados con un material esponjoso, antiadherente, y llevan un pequeño tubo en su parte central para facilitar la respiración.

Cuando se interviene únicamente la nariz, el paciente deberá llevar los tapones un par de días. En cambio, si se interviene el tabique los tapones deberán llevarse durante unos cuatro días, para consolidar el tabique en su nueva posición y mantenerlo centrado.

Además, cuando se completa la cirugía, se coloca una férula de protección de plástico ligero y maleable, totalmente confortable, pequeña, transpirable y adaptada a la nariz del paciente, que tiene la función de mantener todas las estructuras en su sitio, protegiéndolas contra cualquier traumatismo. Se retirará sin ninguna molestia al cabo de una semana junto con los dos o tres puntos microscópicos, si es que han sido necesarios. Al tratarse de una férula realizada con termoplástico especial inerte (Aquaplast PS, USA), no aparecen rozaduras o eccemas en la piel, que sí que son más habituales cuando la férula se realiza con yeso. Tras su retirada el paciente podrá ver los resultados definitivos en un porcentaje altísimo.

En nuestra clínica no solemos recetar medicación alguna ni antes ni después de la intervención, aunque para tranquilidad del paciente siempre estamos conectados por nuestro sistema de videoconsulta.

El discreto hematoma localizado suele ser bastante habitual, no molesta y suele desaparecer a la semana. Si el paciente quiere puede utilizar compresitas de manzanilla a temperatura ambiente sobre ellas para agilizar su desaparición.

La mayoría de los pacientes se encuentran completamente recuperados en 24-48 horas, siendo capaces de volver al trabajo o a sus quehaceres diarios en una semana más o menos. Eso sí, hay que evitar deportes que requieren contacto físico o actividades en las que se puedan recibir golpes en la zona intervenida. Tampoco son recomendables las tomas de sol prolongadas.

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