Psicología

Mutismo selectivo. Bloqueo del niño para la interacción verbal

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El mutismo selectivo no es un trastorno muy común en la infancia pero en ocasiones aparece en etapas preescolares. La dificultad principal es el bloqueo del niño para interactuar verbalmente con determinados grupos sin tener ninguna dificultad en sus competencias lingüísticas y comunicativas.

El caso más común es el del menor que se relaciona bien con sus iguales pero no interactúa con adultos, salvo familiares. Algunos de los factores que subyacen a este trastorno son rasgos de personalidad como el perfeccionismo, el miedo al fracaso, la timidez o el retraimiento social.

Pautas para docentes de niños con mutismo selectivo

Para aquellos docentes que tienen menores en el aula con este diagnóstico o posibilidad del mismo podemos sugerirle algunas pautas tales como:

  • Generar vínculo positivo con el niño, incrementando la frecuencia de las interacciones con él y haciéndole ver que hay expectativas positivas respecto a que pueda interaccionar en algún momento.
  • Generar dinámicas donde participe el profesor, y el niño pueda intercalar interacciones entre alumnos y profesores.
  • Asignar pequeñas tareas de responsabilidad dentro del aula: repartir materiales, llevar algo a otro profesor, recoger fotocopias en conserjería, acompañar a un niño…
  • Halagar con frecuencia los comportamientos y actuaciones que el niño realiza bien (trabajos escolares, atención a las explicaciones, disposición al trabajo, ayuda a compañeros…)
  • Aumentar las dinámicas de presentaciones orales, para ver si el niño va exponiéndose poco a poco, primero en actividades en grupo, luego en pareja, luego solo.

Recomendaciones para padres de niños con mutismo selectivo

Para aquellos padres que tienen algún hijo con este diagnóstico podemos señalar algunas recomendaciones:

  • No dar por válidas respuestas gestuales o formatos que suplan la interacción verbal.
    No sobreprotegerles justificando por que no hablan con los adultos, contestando por ellos o tratándoles como si tuvieran una enfermedad.
  • No juzgarle, ni reñirle cuando tiene conductas variables. ¿Por qué ayer saludaste al vecino y hoy no contestaste? No hacer interrogatorios.
  • Fomentar que el niño realice actividades extraescolares, que participe en cumpleaños y eventos, y explicar a los adultos de esas actividades lo que sucede para que puedan potenciar el diálogo con él o normalizar la relación aunque él no conteste.

Esta inhibición del habla raramente remite de forma espontánea y puede prolongarse durante años si no se interviene. Si tienes dudas de si alguien de tu entorno puede padecer de este diagnóstico o ya tienes un diagnóstico pero no tienes las pautas claras acude a un psicólogo especializado.

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Silvia Santana

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