Invictus. El crecimiento personal y el valor del equipo
La película Invictus ha sido analizada desde diferentes puntos de vista entre ellos la psicología, el liderazgo y el coaching.
Desde mi visión es una de las películas que puede adaptarse más a la visión de este último enfoque, el coaching.
Esta película fue llevada al cine por el gran director y actor Clint Eastwood haciendo una adaptación del libro Playing de Enemy de John Carlin escritor y periodista británico. En ella se relatan los hechos reales de la salida de Nelson Mandela de la cárcel en 1990 y su llegada a la presidencia de Sudáfrica y la abolición del Apartheid que firmó por aquel entonces fomentando el acercamiento entre las mayorías blancas y negras. Cinco años después de su liberación se organiza en el país la Copa Mundial de Rugby sirviéndole al genuino líder para unir al país a través del deporte.
Mandela aborda el papel de coach cuando se acerca a Pienaar, el capitán de la selección, y le impulsa a realizar un proceso de crecimiento, sin indicárselo ni presionarle, para que llegué al camino del éxito. Una vez que el capitán se ve fuerte intenta extrapolar el formato al resto de sus compañeros demostrando una vez más el potencial que tiene la actitud al margen de la aptitud. El proceso se realiza con los periodos de intimidad y creación del rapport que se dan en el coaching, con la creación de la reflexión y la autocrítica y con el objetivo del propio desarrollo personal y la visión a posterior del valor en el equipo.
Para muchos ha sido tildada de una película correcta pero en mi opinión Clint Eastwood ha hecho un buen trabajo, con diálogos eficientes, una gran actuación de Morgan Freeman y una buena interrelación del poder del deporte y la política.
¿Por qué la película se llama Invictus? Este es el título de un poema de William Ernest Henley que Nelson Mandela recitaba cuando estaba en prisión. Es un poema que incluso podría ser utilizado en un proceso de coaching.
Aquí os lo dejo, un poema intenso, directo y fuerte como era el propio Mandela
INVICTUS
Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.
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