Psicología

Dependencia emocional: Ni contigo ni sin ti

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Silvia, de veinticuatro años, siente que no puede vivir sin su pareja y se pone nerviosa sólo de pensar que se pueda romper la relación.

Carlos, de treinta y uno, acepta todo lo que plantea su esposa sin proponer ningún cambio por temor a que pueda enfadarse con él.

María, de cuarenta años, deja de hacer cosas que le gustan para poder pasar todo el tiempo que tiene libre con su novio.

Ni contigo ni sin ti

Estos ejemplos, que aparentemente pueden parecer normales, son característicos de la dependencia emocional. Pero… ¿qué es exactamente?

¿Qué es la dependencia emocional?

Lo primero que tenemos que tener claro es que hay que distinguir la dependencia emocional de la fase propia del enamoramiento de cualquier inicio de relación de pareja. En el enamoramiento, la persona se centra única y exclusivamente en la persona enamorada, toda su atención, sus pensamientos, hasta su sueño. Pero esto tiene una fecha límite, porque después llega la fase de acoplamiento, donde cada uno, además del espacio común, tiene un espacio individual, y se es capaz de aceptar que el otro tiene cosas que no nos gustan tanto. Aquí es donde se equilibra la balanza para seguir con la pareja o romper la relación.

Sin embargo, la dependencia emocional es un estado prolongado donde la persona que lo sufre permanece en un estado de filiación extrema hacia su pareja sentimental, porque existe una gran necesidad de mantener el vínculo emocional y el afecto. El problema es que esto suele tener su origen en una serie de carencias afectivas, donde el saco del afecto parece que tiene un agujero y no termina nunca de llenarse. El dependiente emocional tiene grandes dificultades para autorregularse y le es muy difícil aceptar su propia valía de manera interna, necesitando del afecto del otro para poder cubrir esta necesidad.

Características de las personas que sufren esta dependencia

Las características de la persona con dependencia emocional son variadas: sensación constante de necesitar a la otra persona, miedo a estar solo, baja autoestima, sentimiento de inferioridad y culpabilidad, aislamiento del resto del entorno, inseguridad sobre el futuro, tendencia a pedir perdón al otro de manera constante para solucionar los problemas…

El dependiente emocional desarrolla un estilo pasivo de comunicación, tendiendo a asentir a los deseos del otro sin plantearse si es lo que quiere o no, y si se lo plantea, prefiere omitir sus propios deseos y necesidades con tal de que su pareja permanezca a su lado. Además, en muchas ocasiones el dependiente elige parejas posesivas y autoritarias, de manera que se aumenta la sumisión y el desequilibrio en la relación, donde deja de existir la igualdad.

La persona que sufre dependencia emocional hará todo lo posible para que la relación no se rompa, a pesar de ser consciente de que se está “arrastrando” por el otro, y si se rompe, tratará de volver con su pareja a través de todos los medios a su alcance. Todo esto va teniendo como consecuencias cuadros asociados de ansiedad y/o depresión que aumentan la espiral donde está atrapada la persona.

Cómo superar la dependencia emocional

¿Se puede hacer algo para salir de la dependencia emocional? ¡Claro que sí! No es una condena ni mucho menos, pero sí hay que tener en cuenta que requiere cambios y esfuerzo:

  • Reconoce la dependencia. Es el primer paso para poder romperla, analizando con qué síntomas te identificas más y cuáles te pesan más para poder trabajarlos.
  • Céntrate más en ti. Prueba a hacer cosas solo/a. Ir al cine, tomar un café, llamar a algún amigo o amiga, darte un paseo… planifica algunas actividades sin tu pareja, aprende a disfrutar de tu individualidad.
  • Sé más asertivo/a. Expresa tus opiniones, y si algo no te gusta, dilo de manera asertiva, con respeto y seguridad. ¿Te atreves a proponer un plan?
  • Escucha tus emociones. Trata de evitar el papel de víctima y responsabilízate de lo que haces y sientes.
  • Prémiate por lo bueno. No esperes a que nadie te diga lo bien que has hecho algo. Celébralo con un buen libro, una cena, una tarde libre… ¡recompénsate!

Si sigues estos consejos, irás reforzando tu autoestima y rompiendo los patrones que te encadenan a desarrollar relaciones de dependencia, y si necesitas algún paso más, busca ayuda psicológica profesional. Recuerda, el amor nace de la libertad y la dependencia emocional de la necesidad.

Ana Fernández Chaves, Psicóloga

Ana Fernández Chaves en Masquemedicos

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